Bogotá Fashion Week demostró que Colombia es una incubadora de talento
Desde la diseñadora Silvia Tcherassi hasta los que marcan nuevos caminos, como MAZ, MLLR y Papel de Punto, Colombia pisa fuerte en cuestiones de moda.
La calidad, la creatividad y un punto de vista único hacen que el potencial de estos diseñadores no tenga techo a la hora de medirse en el mercado internacional. Paletas vibrantes, otras un tanto más sobrias, siluetas sensuales y sofisticadas, referencias a lo autóctono entrelazadas con el gen de lo novedoso. Eso fue Bogotá Fashion Week: un punto de ebullición que empuja el talento latinoamericano hacia el mundo.
Todos estos diseñadores cuenta con la ayuda de la Cámara de Comercio de Bogotá, una entidad privada que desde 1878 apoya los sueños de emprendedores y empresarios, y la organización Invest in Bogotá. No solo trabajan por el fortalecimiento del entorno y por los intereses de los empresarios, sino que también acompañan los diferentes ciclos de vida de las empresas y promueven los negocios en la región.
Silvia Tcherassi, la reina de la moda nacional, fue la encargada de inaugurar las pasarelas con una propuesta digna de su reconocimiento. Poeticus, su colección Otoño/Invierno 2019, convirtió lo ordinario en extraordinario con colores terrosos y profundos, y una elegancia que se vio en cada una de sus propuestas ultrafemeninas, repletas de flores, encajes y plumas.
La colección de Isabel Henao fue otra de las que se mostraron durante el BFW. Romántica, amante del arte y la naturaleza, la diseñadora contó historias a través de sus prendas, delicadas y armónicas. En esta ocasión propuso colores sobrios, mezclados con algunos acentos en dorado, y ajustando las cinturas.
Si de sastrería moderna se trata, Faride Ramos es la indicada para dar cátedra. Su propuesta jugó en la delgada línea entre la sastrería andrógina y los detalles femeninos. Además mostró identidad a través de estampas digitales, líneas sobrias y detalles de cortes láser.
Manuela Álvarez, de MAZ, es una de las jóvenes diseñadoras que se empieza a abrir camino gracias a su talento. En los desfiles, su trabajo logró un punto de encuentro entre la sofisticación y el saber técnico, con el valor artístico y social de los saberes ancestrales dispuesto para crear siluetas y exaltar la nueva femineidad.
MLRR, una propuesta que balancea el vanguardismo con piezas más sobrias, demostró su experiencia en tejidos combinando técnicas para lograr piezas arraigadas en las tradiciones artesanales colombianas. Con una línea en la cual predominaban los colores neutros, el celeste y el ocre, los chunky sweaters fueron los destacados.
Papel de Punto, otra de las marcas emergentes, apostó por el género fluido con piezas unisex que combinaron diseño gráfico y tejidos de punto, jacquard y tricot en siluetas rectas y twin set lúdicos. ¿El must? Las puffers estampadas que resignifican esta pieza trendy que pisa fuerte desde hace algunas temporadas.
Sin dudas Bogotá es una incubadora de talentos que no hay que dejar fuera de radar. El impulso de la industria se refleja tanto en la calidad como en la creatividad: moda orgullosamente #MadeInColombia.